Perfilada delicadamente sobre un cielo oscuro salpicado de
luminosas estrellas, engarzadas a esa infinita bóveda celeste que cubre Granada,
la torre árabe del Emir Suleiman se erige majestuosamente alumbrando la noche
con cientos de antorchas y candelabros encendidos.
Sin ser visto. Alfonso, el joven y varonil príncipe
cristiano, se ha escabullido entre las filas del ejército sarraceno y guiado
por el capitán de la guardia personal del Emir, es conducido cómo cada noche, a
los aposentos del joven árabe… Alfonso se sienta
encima de las pieles que cubren la cama, junto a Suleiman. Y con su mano
encallosada por el manejo de la espada, roza delicadamente los largos y oscuros
rizos de éste, que bailan al compás del cálido viento de la noche. Sus
corazones están henchidos de felicidad. Los dos desbordan excitación por la
proximidad de sus jóvenes y musculados cuerpos llenos de pasión… El olor a
azahar, ése aroma de la árabe Granada, invade los aposentos envolviendo los
cuerpos desnudos de los dos amantes que están fundidos en un largo y apasionado
beso en el que sus húmedas lenguas entran y salen juguetonamente de una boca a
la otra… por la comisura de sus carnosos labios empieza a desbordarse la saliva…
Alfonso está encima de
Suleiman. Sus ojos miran con lujuria el rostro de él, en el que se dibuja una
sonrisa indeleble. Suleiman sabe que Alfonso le profesa un sentimiento intenso
y ferviente… Sus jóvenes cuerpos están extremadamente excitados… Sus largas y
gruesas pollas, apretadas una contra otra, lucen una dura erección… sus rosados
capullos se van lubricando. Alfonso lame con lujuria la tersa piel morena de
ése cuerpo joven y bien perfilado… muerde los erectos y aterciopelados pezones
amarronados de Suleiman que grita de dolor y placer… Cuando los húmedos y carnosos labios glotones de Alfonso
llegan a la erecta y caliente polla de Suleiman, Alfonso aspira viciosamente el
olor a polla de ésta y sumisamente desliza sus labios por el lubricado capullo,
engullendo lentamente todo ése largo y duro rabo de piel canela. Llegándole
casi a la campanilla… Chupa la polla con ansia y mucha glotonería… lame el
lubricado capullo, recreándose en su comisura. Lo que produce en Suleiman unos
jadeos aún más largos y profundos.
Está a punto de llenar la boca de Alfonso de su semen. Pero
no quiere correrse aún. Cariñosamente saca su largo y endurecido pene de la boca
de su amante…. Luego besa con pasión los labios del joven cristiano y le da la
vuelta poniéndole boca abajo. Un precioso y duro culo de piel blanca y suave, queda ante
los grandes ojos negros de Suleiman, que se iluminan… Con sus largos dedos
llenos de sortijas separa bien las compactas nalgas de Alfonso y mete su húmeda
lengua en el orificio del ano de éste, lamiéndolo con irrefrenable lujuria…
Alfonso se retuerce de placer… la húmeda lengua se desliza hacia arriba y abajo del sonrosado ano, hasta quedar enrojecido por el roce de la barba de Suleiman, Alfonso grita de placer mientras siente que la viciosa lengua de su amante se mueve juguetonamente dentro de sus entrañas como si le estuviera penetrando. Al rato, Alfonso está ya tan excitado y
cachondo, con el culo irritado de tanta lamida que le suplica a Suleiman que
se lo folle… Éste le dedica una sonrisa de complicidad y con delicadeza
empieza a hundir su largo rabo, cada vez con unas envestidas más rápidas, hasta
que un grito viril de placer llena la estancia… ¡ AAHH ¡… La leche de Suleiman
inunda las entrañas de Alfonso.
Jaume Serra i Viaplana.