viernes, 1 de junio de 2012

Corrida Pecaminosa


Lentamente, el padre Frabizio va desabrochando su impoluta sotana negra. Liberando un botón tras otro del ojal en los que están prisioneros, hasta quedar completamente desabrochada... con mirada de suma satisfacción, se contempla en el gran espejo vertical que cuelga de la pared de la habitación, en su lujoso apartamento del centro de la capital romana. En el reluciente cristal se plasma un hombre alto, de mediana edad, con el pelo canoso perfectamente esculpido a navaja y una impecable barba recortada plateada.

Los ojos color miel del padre Fabrizio, miran lascivamente su  propia silueta que le vomita el espejo. Y como si se desprendiera de su piel, deja caer de golpe la sotana de lujosa tela oscura al suelo... Su corazón empieza a bombear a gran velocidad la caliente sangre carmesí que transita por sus venas provocando que las gotas de sudor empiecen a aflorar por los poros de su piel canela... Cada día le excita más ése cuerpo que se refleja en el espejo... Ésas medias negras de cristal ajustadas a las largas piernas depiladas, le producen una inmediata erección en su voluptuosa polla, que empieza a abultar tanto, que el rosado capullo de su bonito pene, sobresale de pronto con altanería, de las pequeñas braguitas rojas, en las que descansaba plácidamente bajo la sotana negra, con la que el padre Fabrizio va siempre impecablemente vestido. Tal vez, porque el color negro, aparte de asociarse al silencio y al infinito, suele ir ligado a la fuerza pasiva femenina y misteriosa.

Durante un tiempo, el padre Fabrizio se admira con mirada morbosa, en el frío cristal plateado, que lo atrae hacia él como un imán, para besar los carnosos labios que hay al otro lado del espejo. Lo que le produce en su cuerpo, una sensación de un extraño placer indescriptible... Y apoyando sus manos en la pared, empieza a refregar su exuberante paquete contra el espejo, contorneando su cuerpo con suma sensualidad, como si se tratase de una danza erótica. Al tiempo que su erecto y duro pene, va pringando el espejo de líquido seminal. Musitando con voz cálida, entre jadeos: - Vamos padre Fabrizio... ! Fólleme ! ... métame todo su rabo en mi caliente coño... por favor... estoy muy cachonda... soy su putita... ! Fólleme !...

El padre fabrizio está tan tremendamente excitado, que parece fuera de sí. Su deseo de ser follado por él mismo, hace que cierre los ojos y meta su mano de largos dedos, es sus pequeñas braguitas rojas, para coger su gran pollón lubricado y empieza a masturbarse cada vez con más frenesí.
Toc... toc... toc... tres golpes resuenan de pronto en la puerta de madera noble de su aposento, seguido de una angelical voz femenina, que dice: - Monseñor, ha llegado el seminarista que viene cada tarde ¿Puede pasar, Monseñor?... - El padre Fabrizio se muerde los labios para ahogar los jadeos que exhala nerviosamente para que no le delate su actividad sexual. Y aún de rodillas, lamiendo las últimas gotas de su propio semen que va deslizándose por el espejo. Responde quedamente con voz entrecortada: - Sí, por favor sor María del niño Jesús, que pase... que pase...

Jaume Serra i Viaplana

Fotografía : Andres Mauri www.darkphotomagazine.blogspot.com
Modelo     : Jaume Serra Viaplana  jacobbarcelona@gmail.com 

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