Natham quiere evadirse de su realidad y entra en su onírico mundo irreal. Muerto de amor, con el corazón hecho jirones no puede dejar de pensar en aquel maldito momento en que su marido, harto de que no comparta sus cosas con él, y después de algunas mentiras. Pronunció las más ominosas palabras que Natham jamás hubiese querido escuchar : - Natham, no puedo estar con alguien que no sabe compartir, me haces desconfiar... a veces llego a sentirme como si fuese para ti sólo un consolador con piernas y brazos... te quiero mucho, pero se acabo... te dejo Natham. -
Al recordarlo, esboza una sonrisa impregnada de tristeza y sus ojos empiezan a llenarse de lágrimas. Desde que conoció a Efraïm, ha vivido para él y por él. Se ha llenado la vida de él... se ha moldeado a sus manías... No en vano, su marido ha sido el único capaz de llevarlo cada noche a la Arcadia feliz, a través de sus interminables besos que se transforman en notas enamoradas con esa boca perturbadora, que le hace sentir todo un abanico de adicciones prohibidas.
La exhumación del poco tiempo transcurrido desde la partida de Efraïm, sólo hace que acrecentar el anhelo por el reencuentro. Natham adora el amor que siente por su marido y puede llegar a llorar de felicidad, al contemplarlo desnudándose ante él. Es esclavo de su belleza... de sus largos y sedosos dedos, ésos dedos que se deslizan cada día por su cuerpo, haciendo arder la piel por donde pasan... La sangre le quema las venas, al recordar cómo Efraïm le hundía su largo y duro pene en su culo, siempre sediento de sexo. Para cabalgarlo como un poseso, en sus largas noches de lujuria desenfrenada en las que no podía dejar de jadear involuntariamente, mientras el semen de Efraïm le inundaba sus entrañas.
El corazón de Natham se dispara y siente mariposas en el estómago... sin dejar de mirar la foto en blanco y negro de su marido. Aprieta el peluche fuertemente entre las sábanas de raso, para cogerse con fuerza su pene, que está tremendamente endurecido y lubricado. Empieza a masturbarse lentamente, susurando al aire: -Fóllame Efraïm... fóllame siempre... siempre... -
En su ensoñación erótica, sin dejar de mirar la fotografía de Efraïm, con un brillo perverso en sus ojos. Se recrea recordando el placer que sentía cuando la aspereza de las mandíbulas con barba de varios días de Efraïm se deslizaban por su cuerpo para lamer cada milímetro de su piel... Al poco tiempo, un escalofrío le nace en la planta de los pies, subiendo hasta el estómago, y allí se pone a jugar. Luego retoma el camino hacia la cabeza... y de pronto, entre silenciosos gemidos, una cascada de un blanquecino líquido caliente sale de su enrojecido y excitado pene para dejar nevadas las negras sábanas de raso.
Sus ojos siguen derramando lágrimas quedamente... Aún no sabe porque le cuesta tanto compartir... Ser tan individualista... pero sí que sabe que en el cielo del resto de sus días, las nubes ya no tendrán forma de corazón... el Grial se ha ocultado detrás de negras nubes.
Jaume Serra i Viaplana.
Fotografía : Andrés Mauri
www.queerdarkphoto.blogspot.com
Modelo: Jaume Serra i Viaplana.
Fotografía : Andrés Mauri
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Modelo: Jaume Serra i Viaplana.