El disco solar se oculta tras las colinas que
envuelven la enigmática ciudad de Barcelona, en el noreste de España. En el Gayexample barcelonés, el barrio gay de la ciudad. Comienza a nevar levemente sin que inmute el paso de varios jóvenes que se cruzan en silencio miradas de deseo entre la agitada brisa. Ajeno a estas insinuaciones Carlo tiembla
estremecido portando entre sus poros la magia de los sueños por cumplir. El
corazón se le enloquece cuando ve que la silueta de Joan, su novio barcelonés,
va acercándose con pasos tan apresurados que parece levitar.
El roce de los labios enamorados de Joan con los
suyos al besarle, le produce un escalofrío que recorre todo su cuerpo. Un halo
de misterio viaja envuelto en el olor a azahar que desprende la suave piel
rosada de Joan, excitándose cada vez que toca ésa piel. El cuerpo de Joan es
una obra de arte en movimiento, alto, rubio, ojos verdosos y barba recortada
bien perfilada... Carlo, como buen veneciano, se enamoró de él en el mismo
instante que lo vio en el puente de Rialto, plantado como un David de Miguel Ángel,
con máquina fotográfica en mano. A pesar de que Carlo es el arquetipo del
gondolero: Guapo, bronceado, con un barco tatuado en su robusto brazo como
símbolo de libertad. Ni joven ni viejo, de pelo canoso y una mueca fija de
donjuán. Es un auténtico romántico empedernido, después de disfrutar con Joan unos días mágicos, gozando de orgasmos de placer desde el alba hasta el ocaso. No ha dudado en dejar su góndola e irse a vivir
su "historia" con Joan a Barcelona... Y allí está él, con dos maletas
de piel de Louis Vuitton y pequeños copos de nieve cayendo sobre su abrigo
azul, debajo del cual lleva el polo de franjas horizontales. Yendo hacia su
nuevo hogar, con la mano fuertemente entrelazada a la de Joan.
Ilusionados y emocionados, entran en la portería
y suben con el ascensor. La proximidad de los dos cuerpos emanando una cascada
de efluvios de sensualidad hace que se fundan en un apasionado beso... sus lenguas
juguetonas se acarician yendo de una boca a la otra... sus salivas se
mezclan... Los dos notan como sus entrepiernas empiezan a abultar tanto que les
llega a doler sus penes ya sumamente erectos. Joan para el ascensor a medio
trayecto y, siguiendo sus deseos más lujuriosos, se arrodilla ante Carlo, le
desabrocha uno a uno los botones de la bragueta de sus pantalones, y saca su
grueso y duro rabo italiano... se lo pone en la boca con verdadera ansia,
engulléndolo tanto como puede... saborea con glotonería ése lubricado capullo
rojo, que desprende un fuerte olor a semental... lame con vicio todo el largo
tronco de ese pene recubierto de suave piel oscura, recreándose en la comisura
del capullo con el tronco...
Carlo no deja de jadear. Es como un animal en celo, está excitadísimo y a punto de llenar la boca de Joan con un buen chorro de su caliente y espeso semen. Pero aún no quiere correrse, y le saca la verga de su boca, lo levanta y, dándole la vuelta pone a Joan contra la pared del ascensor. Le baja los pantalones y de un manotazo le arranca el slip de golpe... Los dos están muy calientes... Joan sólo desea ser sodomizado sin piedad por ése rabo grueso y duro que luce Carlo... De pronto, Joan da un grito de dolor. Carlo le ha metido todo su rabo endurecido cómo una piedra, en su ano y lo empieza a cabalgar frenéticamente... Joan empieza a gozar como nunca... Dos pisos más arriba alguien grita : - " !La puerta del ascensor... Que no sube... ! - .
Al poco, las piernas de Carlo empiezan a temblar,
está a punto de correrse y muerde el cuello de Joan para ahogar el aullído de
semental que no puede reprimir al bombear su polla una gran cantidad de semen
en las entrañas de Joan...
!Ese ascensor...!
Jaume Serra i Viaplana.
Modelo : Jaume Serra i Viaplana.
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