viernes, 20 de marzo de 2015

Los chicos del Central Park


Tras la explosión del verano, el otoño invita al recogimiento. Sin embargo, se trata de una estación ideal para disfrutar del espectáculo único de los cambios que vive la naturaleza en el hemisferio norte.En el Central Park de New York. En el centro de la isla de Manhattan. Hombres de todas las razas y edades, enfundados en ajustados pantalones de malla, que realzan los abultados paquetes que lucen es sus entrepiernas. Corren por el sendero de 2.5 km. que rodea la reserva de agua, mientras disfrutan de una sinfonía de colores otoñales, de los árboles que juegan con la luz decidiendo si conservan el verde del verano o se precipitan en el dorado otoñal.

Taylor, es un guapo joven californiano de 21años con sus venas bombeando vitalidad. Siguiendo su instinto de vagabundo cultural, se había plantado hacia unos días en New York para ser escritor. Hoy, después de quemar energías durante un buen rato corriendo por el Central Park. Ha buscado uno de los muchos espacios ideales para la contemplación del paisaje, que hay en esa época del año. Le encanta relajarse frente las artificiosas cascadas en la boscosa zona llamadaTheRavine, en el norte. Para poder descansar un poco junto a otros anacoretas y curiosos que disfrutan de la belleza del momento. Para él, eso es lo más parecido a la felicidad, escuchando los primeros acordes de "PushTheSkyAway" de Nick Cave en su MP3.En esos momentos disfruta de una sensación de amor y unión con el universo. A pesar que en determinados momentos, el amor no se puede transmitir más que con el cuerpo. Y Taylor, hoy sentía mucha necesidad de "amar" al ver todos ésos cuerpos robustos bañados en sudor, yaciendo sobre el césped a su lado.
Su mirada escudriñadora se posa en el abultado paquete del cuarentón de pelo corto canoso y poblada barba que tiene a su lado, luciendo debajo de la ancha camiseta sin mangas un pecho velludo... El hombre está teniendo una erección y, en pocos segundos se perfila en su pantalón de malla, un gran pene erecto. A la vez que mira a Taylor y le dedica una pícara sonrisa de complicidad. Lo que hace que el rubor cubra sus mejillas y dirija su turbada mirada hacia ése falo tan bien marcado. Un color puro tiñe sus labios ligeramente entreabiertos ysonríe al desconocido, marcándose en sus mejillas dos pequeños hoyuelos que lo hacen aún más guapo.

El desconocido se acerca más a Taylor, le coge la mano y la pone encima de su caliente paquete... El corazón de Taylor late aceleradamente... su mano temblorosa acaricia con timidez ése gran rabo que se esconde debajo de la malla... Cerca de ellos, otro hombre de cuerpo atlético y sudado, introduce su mano por debajo del pantalón corto de deporte de Taylor, y le empieza a masturbar... Taylor está caliente, muy caliente... sigue acariciando el pene del desconocido, a la vez que el otro hombre anónimo lo va masturbando a él a un ritmo sumamente placentero...

La sensualidad reverbera en el lugar... los tres se masturban entre ellos con discreción durante un buen rato... están excitados, muy excitados... necesitan mucho más... Taylor les señala con el dedo unos matorrales y con pasos acelerados se dirigen hacia allí. Los tres, desnudos entre la maleza, frotan y funden sus cuerpos bañados de sudor, lamiéndose y engulléndose sus miembros erectos, saboreando el clímax, al encuentro de manantiales de semen que inunden sus sentidos…

Jaume Serra i Viaplana.

Fotografía : Andrés Mauri.
www.queerdarkphoto.blogspot.com
Modelo : Jaume Serra i Viaplana.

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