"Pego mis labios a los tuyos, en un beso profundo de amor y
deseo, en el que pongo mi corazón".
Astruc
es un joven delgado y risueño de barba copiosa y negra con algunos hilos
plateados. Su cuerpo desnudo se va refregando lujuriosamente por el frío espejo
de su habitación, jadeando el nombre de su hermano gemelo, cómo una perra en
celo… -“Mosse… Mosse… fóllame…“-. Mosse ha sido durante años su amante y amo
sexual, haciéndole gozar violentamente bajo sus brazos perversos, todos y cada
uno de ésos días en los que Astruc amando a su hermano con todo el ardor y
deseo que era capaz, se entregaba completamente a Mosse, para mantenerle
satisfecho, era el hombre que amaba. Y este el que lo tenía encerrado en la
prisión de la pasión.
El recuerdo de aquellas largas noches en las que quemaban las
horas dejando la cama en cenizas. En las que Mosse lo esclavizaba con sus caprichos sexuales, sodomizándolo
hasta que, con el cuerpo adolorido y el ano tremendamente irritado y enrojecido
le suplicaba sumisamente a su hermano que se corriese ya. Éste explotaba dentro
de él cómo un Big Beng, llenándole las entrañas de su semen caliente y
pegajoso… al recordar la textura de su semen hace que su piel arda de deseo y
pasión.
Astruc está cada vez
más excitado… lame el espejo buscando la calidez de la boca de su hermano
gemelo… Su prepucio empieza de pronto a lubricarse generosamente, ensuciando el
cristal contra el que aprisiona su
erecta y excitada polla… boca contra boca… polla contra polla… Astruc empieza a
acariciarse el cuerpo lentamente, hasta que sus dedos llegan a su erecto y duro
rabo y, meciendo en el recuerdo de la polla castigadora de su hermano. Se
masturba frenéticamente… -“Fóllame… fóllame… quiero tu leche…· - .
La piel oscura del falo de Astruc sube y baja cada vez más
rápido, presionada por sus dedos nerviosos… Los gemidos de placer empañan el
espejo… El deseo de ser sodomizado por su hermano es tan intenso, que llega a
notar en su ano el dolor y el calor de las envestidas de ése erecto y duro
falo, que tanto le había castigado el culo sin piedad… De pronto, el gemido se
convierte en grito y, su polla explota cómo un volcán en erupción, llenando el
espejo de semen, que seguidamente empieza a chorrear hacia abajo desvaneciéndose
con la tarde, despidiéndose sin avisar, con la oscuridad y el
silencio envolviéndo los recuerdos en tristeza.
En las sombras del atardecer un autobús cruza la frontera y Mosse
con la mirada ausente abandonaba el país junto a su padre - su nuevo esclavo
sexual -. Llevándolo discretamente atado con una cadena alrededor del cuello
hacia un misterioso oasis de placeres ocultos.
Jaume Serra i Viaplana.
Com sempre, genial. Cada vegada m'agraden més els teus relats
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