lunes, 26 de enero de 2015

Polla Italiana

El disco solar se oculta tras las colinas que envuelven la enigmática ciudad de Barcelona, en el noreste de España. En el Gayexample barcelonés, el barrio gay de la ciudad. Comienza a nevar levemente sin que inmute el paso de varios jóvenes que se cruzan en silencio miradas de deseo entre la agitada brisa. Ajeno a estas insinuaciones Carlo tiembla estremecido portando entre sus poros la magia de los sueños por cumplir. El corazón se le enloquece cuando ve que la silueta de Joan, su novio barcelonés, va acercándose con pasos tan apresurados que parece levitar.
 
El roce de los labios enamorados de Joan con los suyos al besarle, le produce un escalofrío que recorre todo su cuerpo. Un halo de misterio viaja envuelto en el olor a azahar que desprende la suave piel rosada de Joan, excitándose cada vez que toca ésa piel. El cuerpo de Joan es una obra de arte en movimiento, alto, rubio, ojos verdosos y barba recortada bien perfilada... Carlo, como buen veneciano, se enamoró de él en el mismo instante que lo vio en el puente de Rialto, plantado como un David de Miguel Ángel, con máquina fotográfica en mano. A pesar de que Carlo es el arquetipo del gondolero: Guapo, bronceado, con un barco tatuado en su robusto brazo como símbolo de libertad. Ni joven ni viejo, de pelo canoso y una mueca fija de donjuán. Es un auténtico romántico empedernido, después de disfrutar con Joan unos días mágicos, gozando de orgasmos de placer desde el alba hasta el ocaso. No ha dudado en dejar su góndola e irse a vivir su "historia" con Joan a Barcelona... Y allí está él, con dos maletas de piel de Louis Vuitton y pequeños copos de nieve cayendo sobre su abrigo azul, debajo del cual lleva el polo de franjas horizontales. Yendo hacia su nuevo hogar, con la mano fuertemente entrelazada a la de Joan.
 
Ilusionados y emocionados, entran en la portería y suben con el ascensor. La proximidad de los dos cuerpos emanando una cascada de efluvios de sensualidad hace que se fundan en un apasionado beso... sus lenguas juguetonas se acarician yendo de una boca a la otra... sus salivas se mezclan... Los dos notan como sus entrepiernas empiezan a abultar tanto que les llega a doler sus penes ya sumamente erectos. Joan para el ascensor a medio trayecto y, siguiendo sus deseos más lujuriosos, se arrodilla ante Carlo, le desabrocha uno a uno los botones de la bragueta de sus pantalones, y saca su grueso y duro rabo italiano... se lo pone en la boca con verdadera ansia, engulléndolo tanto como puede... saborea con glotonería ése lubricado capullo rojo, que desprende un fuerte olor a semental... lame con vicio todo el largo tronco de ese pene recubierto de suave piel oscura, recreándose en la comisura del capullo con el tronco...
 
Carlo no deja de jadear. Es como un animal en celo, está excitadísimo y a punto de llenar la boca de Joan con un buen chorro de su caliente y espeso semen. Pero aún no quiere correrse, y le saca la verga de su boca, lo levanta y, dándole la vuelta pone a Joan contra la pared del ascensor. Le baja los pantalones y de un manotazo le arranca el slip de golpe... Los dos están muy calientes... Joan sólo desea ser sodomizado sin piedad por ése rabo grueso y duro que luce Carlo... De pronto, Joan da un grito de dolor. Carlo le ha metido todo su rabo endurecido cómo una piedra, en su ano y lo empieza a cabalgar frenéticamente... Joan empieza a gozar como nunca... Dos pisos más arriba alguien grita : - " !La puerta del ascensor... Que no sube... ! - .
 
Al poco, las piernas de Carlo empiezan a temblar, está a punto de correrse y muerde el cuello de Joan para ahogar el aullído de semental que no puede reprimir al bombear su polla una gran cantidad de semen en las entrañas de Joan...
!Ese ascensor...!
 
Jaume Serra i Viaplana.
 
Fotografía : Andrés Mauri
www.queerdarkphoto.blogspot.com
Modelo : Jaume Serra i Viaplana.

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